La Guerra de Cuba tuvo lugar entre los años 1895 y 1898. Se produjo a causa de varios factores políticos, sociales y económicos. La mala gestión española sobre Cuba propició un creciente descontento por parte de la población, quienes se veían sometidos a abusos en los cuales no podían defenderse al no tener voz ni voto tanto en la política como en la reclamación de derechos. Se desarrolló en la isla de Cuba, que entonces era una colonia española. Para la fecha, España había perdido la mayor parte de las colonias que había conquistado en América. Solo quedaba bajo su dominio Filipinas, Puerto Rico y Cuba.
José Martí fue uno de los principales alentadores del movimiento independentista. Luego de organizar en los Estados Unidos las estrategias libertarias, volvió a Cuba, donde se estaba gestando un levantamiento conocido como El Grito de Baire, el cual fue un levantamiento alzado de 35 poblaciones en el oriente de Cuba.
Estados Unidos envió apoyo en el barco acorazado Maine, el cual se situó en las costas de la Habana. Tras una explosión registrada dentro del barco, se presentó una discordia, en la que Estados Unidos acusó a España de sabotaje a la embarcación, lo que sirvió de excusa para intervenir en el conflicto declarándole la guerra a España, que significó la pérdida de Cuba como una de sus colonias más ricas y con ubicación económica estratégica. Durante esta guerra, perdieron la vida unas 120.000 personas, además de pérdidas materiales. Aunque la guerra había acabado en el año 1898, Cuba se mantuvo bajo control de Estados Unidos hasta 1902. Tras la pérdida de gran parte de su flota naval, España se vio incapaz de defender otras colonias tales como Filipinas, Puerto Rico y Guam, las cuales tuvo que ceder a los Estados Unidos tras firmarse el Tratado de Paris entre las dos naciones el 10 de diciembre de 1898.
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