jueves, 29 de abril de 2021

LA ODISEA DEL "PLUS ULTRA"


Plus Ultra ( en latín: más allá ) fue el hidroavión de la Aeronáutica Militar española que realizo por primera vez un vuelo entre España y América, partiendo el 22 de enero de 1926 del muelle de la calzadilla en Palos de la Frontera (Huelva) con destino Buenos Aires, donde llego el 10 de febrero, con el que su tripulación bajo el mando del comandante Ramón Franco, hermano del dictador, el teniente de navío Juan Manuel Duran, el mecánico Pablo Rada y Juan de la Cierva.





Los 4 tripulantes del Plus Ultra
Trayecto que realizo el Plus Ultra

  El vuelo del hidroavión, como en toda aventura que se precie, no estuvo carente de vicisitudes y peligros, sobre todo a causa de los fuertes vientos y la falta de combustible en una de las etapas que por poco acaba en tragedia. En otra ocasión, se rompió la hélice posterior y hubo que arreglarla en pleno vuelo. Los distintos despegues desde el agua obligaban a continuos aligeramientos del avión. También hubo que afrontar la competencia del marques de Casagrande, aviador italiano que, impulsado por Mussolini, pretendía cubrirla misma ruta a mayor gloria de la Italia fascista en un Savoia S.55, el Alcione, aunque no paso de África.

Fue un viaje muy duro. En total, el Plus Ultra, un hidroavión alemán Dornier Do J., Wal ( ballena, por la forma del casco ), modificado para el raid, recorrió, tras salir de Palos de la Frontera (Huelva) y en diferentes escalas, 10.270 kilómetros en 59 horas y 30 minutos. El aparato no regresó a España con los triunfantes aviadores: el rey Alfonso XIII lo dono a la Armada argentina, que lo empleó como avión correo, y en la actualidad se exhibe restaurado en el Museo Provincial Enrique Udaondo de la ciudad de Luján.

El Plus Ultra, Wall número 12 o W-12, era un bonito hidroavión de 22,5 metros de envergadura, con dos motores Napier de 450 CV montados en tándem sobre la sección central del ala y con una hélice tractora y otra impulsora, era capaz de volar a un techo de 3.000 metros y desarrollar una velocidad de hasta 200km/h. El piloto y el copiloto iban sentados juntos delante, al descubierto. El trayecto fue apoyado por buques de la Armada. La primera etapa fue de Palos a Las Palmas de Gran Canaria, luego a Porto Praia (Cabo Verde), isla de Fernando de Noronha ( donde el aparato tuvo que descender al haber perdido el rumbo), Pernambuco, Rio de Janeiro, Montevideo y Buenos Aires.

Allí los recibió una gran multitud de gente y los periódicos les dedicaron sus portadas.





miércoles, 28 de abril de 2021

EL ASESINATO DE JOSE CALVO SOTELO

                                                                         

José Calvo Sotelo (Tuy, 6 de mayo de 1893-Madrid, 13 de julio de 1936) fue un político y jurisconsulto español, ministro de Hacienda entre 1925 y 1930, durante la Dictadura de Primo de Rivera. Exiliado en Portugal, evitó así ser juzgado durante los primeros años de la Segunda República por sus responsabilidades como ministro de la dictadura; no obstante, fue elegido diputado en todas las legislaturas, incorporándose a su escaño tras una amnistía durante el bienio radical-cedista en 1934. Destacó como líder de las fuerzas que pretendían la instauración de una monarquía autoritaria corporativista1​ a través del partido Renovación Española, aunque no mantuvo muy buena relación con las otras fuerzas de la derecha: la mayoritaria, partidaria de contemporizar con la República (CEDA) y las más próximas al fascismo, como Falange Española.

En el tenso periodo entre febrero y julio de 1936, protagonizó varios debates en las Cortes en los que pidió al Gobierno que restableciese el orden público, a su juicio totalmente quebrado, reclamando que en caso contrario tal tarea fuera asumida por el Ejército. Estas intervenciones parlamentarias le granjearon una enorme popularidad entre algunos sectores conservadores pero también mucha oposición en otros. En la madrugada del 13 de julio de 1936 fue detenido irregularmente en su casa por La Motorizada, una especie de milicia de los socialistas madrileños y durante el traslado fue asesinado mediante un tiro a la cabeza por el pistolero socialista Luis Cuenca, guardaespaldas del entonces líder del partido socialista Indalecio Prieto​. El suceso tuvo un hondo impacto entre la clase media española de la época y polarizó aún más el ya tenso ambiente político que reinaba entonces. Este suceso fue el que provocó que el general Francisco Franco decidiese unirse al golpe de Estado que desde hacía tiempo se preparaba contra la República.3​ En la dictadura fue honrado como Protomártir de la Cruzada​ o Protomártir del Movimiento Nacional.​

Infancia y juventud                                            

Era hijo de un juez, Pedro Calvo y Camina, y de Elisa Sotelo Lafuente, la profesión de su padre hizo que tuviera que cambiar frecuentemente de residencia durante su infancia y primera juventud. Durante su estancia en Zaragoza, en cuya universidad se licenció en Derecho con nota media de matrícula de honor, José Calvo Sotelo colaboró asiduamente en el diario católico El Noticiero y fundó una revista universitaria titulada La Es...coba, que solo pervivió unos meses. Un nuevo traslado de su padre, esta vez a Madrid, le permitió doctorarse en la Universidad Central con una tesis titulada El abuso del derecho como limitación del derecho subjetivo, publicada en 1917 con prólogo de Gumersindo de Azcárate y posteriormente utilizada en 1942 por el Tribunal Supremo.


 Y recibió el premio extraordinario de doctorado junto con Felipe Sánchez Román, siendo invitado por el político conservador Ángel Ossorio y Gallardo a escribir en Vida Ciudadana, órgano del maurismo en el Ateneo de Madrid. Su entrada en el Ateneo le permitió tomar parte activa en los debates que allí se celebraron, manteniendo fuertes polémicas con personajes como Ángel Galarza y Manuel Azaña, con quienes volvería a debatir, esta vez en el Parlamento, durante los últimos meses de su vida. A partir de aquí Calvo participó en diversos mítines y actividades mauristas, siendo uno de los principales impulsores de su mutualidad obrera y plasmando su preocupación sobre el tema en un folleto titulado El proletariado ante el socialismo y el maurismo.

     En 1915, obtuvo por oposición una plaza de oficial letrado del Ministerio de Gracia y Justicia. En junio de 1916 sacó la oposición de abogado del Estado, con el número uno de su promoción y una puntuación sin precedentes (40 puntos). Desde 1917 fue profesor auxiliar en la Universidad Central, en la que cesó, a petición propia, en 1920. Durante el corto periodo que permaneció en Toledo como abogado del Estado conoció a Enriqueta Grondona, con la que contrajo matrimonio el 28 de junio de 1918.

     Y miembro de la secretaría personal de Antonio Maura durante el gobierno de concentración que este presidió en 1918 (el denominado Gobierno Nacional, mayo-noviembre de 1918), Calvo Sotelo trabajó entonces en un ambicioso proyecto de reforma del régimen local, que no llegó a ser debatido, pero que retomaría más tarde, durante la Dictadura de Primo de Rivera. Tras un primer fracaso electoral en los comicios de 1918, que le permitió ver como funcionaba el caciquismo en Galicia, en 1919 obtuvo acta de diputado por Carballiño, provincia de Orense, distinguiéndose en las Cortes por sus duras críticas contra el caciquismo y su preocupación por los problemas sociales. Este mismo año firmó el manifiesto del Grupo de la Democracia Cristiana, promovido por Severino Aznar, consiguiendo que su programa social fuera recogido por el maurismo.

                                                       

                                                     


   

La crisis del gobierno de diciembre de 1920 y la convocatoria de nuevas elecciones hicieron que Calvo Sotelo perdiera su acta en unas reñidísimas elecciones en el que el gobierno no dudo en desautorizar el testimonio presencial de varios notarios para favorecer  a su candidato.

                                      

 Ministro de Hacienda                                                                     

Calvo Sotelo fue nombrado ministro de Hacienda en diciembre de 1925. Su apoyo a los cuerpos técnicos y administrativos de Hacienda consiguió aumentar su eficacia. El 24 de diciembre de 1925 presentó ante el Consejo de Ministros tres proyectos de decreto destinados a perseguir el fraude fiscal, el más famoso de los cuales fue el que disponía que todos los propietarios debían declarar en tres meses el valor verdadero de sus fincas rústicas y urbanas. Pasado dicho plazo, si se comprobaba que el valor declarado era inferior en más de un 50 por ciento al real, el Estado podría proceder a la expropiación forzosa mediante el pago de una indemnización que no podría exceder del valor declarado por los propietarios en más de un 15 por ciento. La polvareda levantada por tal proyecto de decreto fue inmensa, haciendo que a Calvo Sotelo se le llamará el «ministro bolchevique». Primo de Rivera se vio tan presionado que optó por dar marcha atrás, pero se negó a aceptar la dimisión de Calvo, que defendió su punto de vista en un discurso pronunciado en la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación bajo el título La contribución y la riqueza territorial de España. Un real decreto de 25 de junio de 1926, que aumentó los tipos impositivos de la contribución territorial, pero sin aumentar sus bases, puede considerarse una solución de compromiso, que permitió aumentar la recaudación por este concepto de 161 millones de pesetas en 1923-1924 a 210 en 1929.

         El 18 de enero de 1927 Calvo Sotelo publicaba en La Gaceta de Madrid su proyecto de reforma fiscal, sobre el que se abrió un plazo informativo de tres meses. El «Impuesto sobre rentas y ganancias», precedente directo del actual IRPF, gravaba a todos los contribuyentes según sus ingresos, conforme a una escala progresiva, pues se buscaba la igualdad del sacrificio, que, para Calvo Sotelo, "es la verdadera esencia, la médula, la raíz, de la equidad y de la justicia tributaria.


El ultimo año de la Monarquía                                                         

            Uno de los episodios que ha pasado más desatendido de la trayectoria de José Calvo Sotelo es el periodo en que desempeñó la presidencia del Banco Central, a la que fue llamado el 18 de febrero de 1930. La empresa pasaba por entonces por momentos problemáticos, debidos, entre otras cosas, a los elevados préstamos efectuados a personas que tenían problemas para devolverlos, y que se sentaban en el consejo de administración de la entidad bancaria. Finalmente, y tras no lograr hacer que prevaleciesen sus puntos de vista, Calvo Sotelo dimitió el 15 de septiembre.

                                        

La Segunda República          

El exilio (abril de 1931 – mayo Entrevistado por el lisboeta Diario da Manha en mayo de 1931, pocos días después de la quema de conventos y edificios religiosos en Madrid y otras localidades españolas, Calvo Sotelo no creía entonces en la posibilidad de una restauración monárquica, pero mostró su preocupación por el ataque, que atribuyó a una hostilidad del régimen republicano contra la Iglesia católica: «Es grande, profundo en España, el sentimiento católico. Si la república persiste en hostilizarlo, se le ocasionarán enormes dificultades». Declaró también como una de sus preocupaciones que el nuevo parlamento se convirtiera en una cámara radical y sectaria: «Si en el Parlamento español llegan a dominar los elementos extremistas, surgirán días trágicos para España. Y eso es indispensable impedirlo, cueste lo que cueste […] Los exclusivismos en política conducen siempre a las hecatombes». En cuanto a la posibilidad de volver a España no se la planteaba de manera inmediata, pues los dos ministros de la Dictadura que habían permanecido en España habían sido presos, según Calvo Sotelo, «no por mandato judicial, sino Gubernativamente».

                                                                       


                                                     

                                      


                                                        

          

                                                               

                                   El cadáver de José Calvo Sotelo antes de su examen forense.

                                               


                                                                    

 Reconstrucción fotográfica de la forma en que abandonaron el cadáver de Calvo Sotelo.

                                  

                                                            


                                                                   

Diferentes momentos del entierro del señor Calvo Sotelo.

           


                                                     

viernes, 23 de abril de 2021

REVOLUCIÓN DE ASTURIAS

   En un contexto internacional dominado por una polarización  social y económica muy intensa tras la revolución bolchevique de 1917 y el crack de 1929 ,en la demanda de cambios sociales por parte de la numerosa clase obrera por las pésimas condiciones laborales promovidos por la Revolución Industrial, nace en España en 1931 la II República tras la abdicación de Alfonso XII. Dentro de los acontecimientos mas importantes acaecidos durante la II República española ,la huelga general convocada por los sindicatos y el partido socialista que ponen entre la espalda y la pared al gobierno central. Tras el logro de ciertos cambios sociales tales como el voto femenino,la reforma agraria ,seguida de la estela de Cataluña , la huelga general ahondo en los obreros asturianos ,de los cuales ,guiados por los sindicatos y los socialistas comenzaron la programación de los parones.


El día 5 de octubre de 1934 los mineros asturianos se hicieron con el control de las principales minas de la región ,desde ese momento ,iniciaron una serie de actividades paramilitares con el objeto de rendir cuarteles . La capital del principado acabaría cayendo el día 9 de octubre debido a una serie de fallos que permitió a las autoridades realizar  una serie de defensas .El día 10 de octubre ,casi toda  Asturias se había levantado en armas contra el gobierno central creado un ejercito conformado por mineros y obreros ,llegando a una cifra de 30000 hombres .Poco después de llegar las primeras notificaciones sobre el lanzamiento de los obreros,se mondo un comunicado que eso era considerado como una Guerra Civil ,pronto comienza la reagrupación de las tropas regulares y de la legión ,ademas bombardear algunas zonas costeras ,de esta forma  ,el enfrentamiento se hizo por varios frentes,Mieres, Gijón , Galicia , Santander. Para concluir sobre la revolución de Asturias podemos decir que a partir del día 10 las circunstancias del comité habían cambiado. Asimismo las noticias sobre el fracaso en la mayor parte de la geografía española de la huelga general no trajo nada bueno.El día 13  de octubre ,Oviedo capitulaba y los obreros se retiraron a las cuencas mineras,donde se conformo el ultimo Comité Revolucionario que caía el 18 de octubre, tras las  2 semanas desde el alzamiento. A partir de ese momento comenzó una dura represión sobre los huelguistas.


jueves, 22 de abril de 2021

SIN MONTERA , PERO CON VALOR

Las toreras, otras grandes olvidadas a pesar de haber estado presentes en la tauromaquia desde sus inicios.

Como ha pasado en muchos ámbitos las mujeres han quedado relegadas al mayor de los olvidos, a pesar de que algunas fueron importantes figuras del toreo y compartieron cartel con grandes maestros.

Algunas, como por ejemplo Nicolasa Escamilla la primera torera de España y que fue retratada por Goya en pleno rejoneo, fueron acusadas de ridiculizar la fiesta, a pesar de que en el documento del Archivo General de Palacio que trata su primer envite con los toros del que ha quedado constancia expone; "no se halla burla de su intromisión en unas tareas reservadas a los varones, sino que se recalca su lucimiento y destreza en el manejo del caballo".

                                

A principios del siglo xx empieza una fuerte oposición al toreo femenino.

Las corridas de mujeres se menosprecian y ridiculizan a pesar de que en siglos pasados fueron muy populares, algunos toreros se niegan a torear con mujeres o incluso en plazas donde ellas lo hubieran hecho antes.

El 2 de junio de 1908, Juan De La Cierva  ministro del gobierno de Antonio Maura, prohíbe a las mujeres  torear, más específicamente torear a pie en las plazas españolas, el ministro fundamenta esta decisión en protestas públicas y en el hecho de que el espectáculo era "impropio y opuesto a la cultura y a todo sentimiento delicado".

Pese a todo algunas siguen haciéndolo, La Reverte llegó incluso a cambiarse el nombre como Agustín Rodríguez , conservando así su amplio cartel, aunque finalmente acabaría abandonando el toreo por las presiones. 



                                                 La Reverte                Agustín Rodríguez
                          

Tras la Segunda República Española en 1931 las mujeres volvieron a las plazas y la torera  Juanita Cruz inicio una recogida de firmas en 1933, que conto tanto con el apoyo de  algunos diestros como Marcial Lalanda  y la oposición de otros como el célebre Domingo Ortega, colaborando así a que se levantase la prohibición.

En esta época aparecen grandes figuras del toreo femenino, como Amalia y Enriqueta Almenara, "Las Hermanas Palmeño", María Alegre, la citada Juanita Cruz que llegó a compartir cartel con "Manolete" y Conchita Cintrón, torera peruana,  una de las mujeres más completas taurinamente hablando.


Mujeres muy formadas, amplia carrera y gran éxito en el extranjero, donde tuvieron que desarrollar su carrera.

La prohibición no tardó en volver, tras la guerra civil.

Prohibición que duró hasta 1974, y que terminó gracias a la torera María de los Ángeles Hernández "Ángela" que inicio en 1972 una lucha para conseguir la abolición de la ley.

Finalmente, en 1974 se publica una orden ministerial autorizando el toreo femenino a pie.

En la temporada taurina de 1976 y siguientes el empresario Francisco Rodríguez facilitó a un grupo de mujeres toreras la posibilidad de torear por las plazas más importantes de España.

Aun así pasarían unos años antes de que el mundo del toreo volviera a aceptar a las mujeres.

Mundo que sobre todo en España, sigue siendo profundamente machista.


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LA DICTADURA DE PRIMO DE RIVERA Y LA CAIDA DE LA MONARQUIA

La dictadura de Primo de Rivera fue un régimen con un vago programa de regeneracionista inspirado en el modelo intervencionista y corporativista de los regímenes autoritarios en auge en la Europa de entreguerras.

EL GOLPE DE ESTADO

El 13 de septiembre de 1923, el capitán general de Cataluña Miguel Primo de Rivera acaudilló un programa contra el gobierno constitucional. La falta de confianza del rey Alfonso XIII, el malestar del ejército y la indecisión del gobierno desprestigiado y sumido en una profunda crisis, facilitaron el golpe militar al no hallarse oposición .El golpe contó con el apoyo de los sectores empresariales, de la burguesía barcelonesa, de la iglesia y de los principales bancos. La población se mostró pasiva o la acogió  favorablemente.  Primo de Rivera presentó la dictadura como un régimen transitorio y se retornaría a la normalidad una vez destruidos los males que asolaban el país, con una versión manipulada y simplista de la teoría de Joaquín Costa (cirujano de hierro). El rey Alfonso XIII le llamó para formar un nuevo gobierno y le concedió el cargo de presidente y ministro único (Directorio Militar).

                                                      


EL DIRECTORIO MILITAR (1923- 1925)

Ei directorio militar proclamó el estado de guerra durante dos años, suspendió la constitución de 1876, disolvió las cortes, prohibió los partidos políticos, los sindicatos y la censura de prensa. Los gobernadores civiles fueron sustituidos por gobernadores militares. Los ayuntamientos fueron disueltos y sustituidos por juntas vecinales vinculados al sistema caciquil. Emprendió una reforma de la administración, sin embargo, la aprobación del Estatuto Municipal(1924) dio paso a una nueva administración sometida y centralizada y en vez de hacer desaparecer el viejo caciquismo, perpetuó otro diferente. En Cataluña con el Estatuto Provincial (1925) desapareció la Mancomunidad y potenció el nacionalismo radical e incluso la independencia.


 


Primo de Rivera conociendo la impopularidad de la guerra marroquí asumió el mando del Alto Comisariado en Marruecos y en 1925 junto con Francia acordaron una ofensiva militar un año después quedó sometido todo el protectorado. 

EL DIRECTORIO CIVIL (1925-1930)

En esta segunda etapa de la dictadura Primo de Rivera sustituyó el directorio Militar por un gobierno civil con la clara intención de permanecer en el poder, y afirmo su voluntad de hacer un régimen inspirado en las dictaduras de corte corporativo y autoritaria. Impulsó la formación de un gran partido de derechas, la Unión Patriótica (1924).En 1926 anunció la convocatoria de una Asamblea Nacional Consultiva para elaborar una nueva "constitución" formada por representantes del estado, de la administración y de la Unión Patriótica. Su política económica estuvo caracterizada por el intervencionismo estatal y el nacionalismo económico, sus objetivos eran impulsar la industria mediante aranceles y la concesión de ayudas a grandes empresas, también creó grandes monopolios estatales, el fomento de las obras fue uno de los aspectos mas destacados de esta etapa. En 1926 se crearon las confederaciones hidrográficas tanto para el regadío como para la energía eléctrica. Esto incrementó el gasto público. No fue acompañada de una reforma fiscal, sino que fue generando una deuda pública debido a la escasa conflictividad social que había por la represión. Pero gracias a unas políticas de desarrollo por parte del estado y las organizaciones obreras moderadas, reformistas y la base de la Organización Corporativa Nacional llamados "comités paritarios" se resolvieron conflictos pacíficamente y regulaban los contratos laborales. Miguel Primo de Rivera fue obligado por el rey Alfonso XIII a dimitir, tras aquello, Primo de Rivera emigro a Paris en donde falleció.  

LA CAIDA DE LA MONARQUIA (1930-1931)

A partir de 1926, la dictadura empezó a perder apoyos, aparecieron la critica y  la oposición de la que no se libró Alfonso XIII.

El primer intento por acabar con la dictadura tuvo lugar en junio de 1926, con el apoyo de algunos militares descontentos que optaron por la vía del pronunciamiento militar; intento conocido como la (Sanjuanada). Ese mismo año se formó la Alianza Republicana, liderada por Manuel  Azaña, también aumento la oposición de los intelectuales y escritores como Unamuno, Ortega y Gasset o Blasco Ibáñez. En 1929 surgió la Federación Universitaria Española, también cobraron gran vitalidad las fuerzas republicanas nacionalistas y regionalistas . En marzo de 1931, los partidos de izquierdas catalanes formaron Esquerra Republicana de Catalunya, la CNT que tras muchos años de represión se había radicalizado y desmoronado. En agosto de 1930, los diversos partidos republicanos, acordaron el llamado pacto de San Sebastián, cuyo objetivo era proclamar la republica. En ese mismo año, un grupo de intelectuales encabezados por Ortega y Gasset publicaron el manifiesto fundacional de una agrupación al servicio de la republica. En febrero de 1931 el general Dámaso Berenguer al que el rey Alfonso XIII le había encargado la formación de un gobierno presentó su dimisión y le sustituyo el almirante Aznar que anunció unas elecciones municipales para el 12 de abril, las fuerzas republicanas y socialistas decidieron concurrir coaligados a las elecciones y tras el triunfo de esta coalición en las grandes ciudades, que se interpretó como un rechazo a la monarquía, dio paso a la proclamación de la república el 14 de abril de 1931.       

miércoles, 21 de abril de 2021

EL SUFRAGIO FEMENINO EN ESPAÑA

El estatuto de Primo de Rivera (1923-1930) durante el reinado de Alonso XIII tuvo un firme compromiso con los derechos de las mujeres.

La lucha por el voto femenino constituye una de las reivindicaciones mas significativas del movimiento feminista durante el siglo XIX y parte del XX.

No existía en España a comienzos de los años 30 el sufragio femenino.


Antes de 1931, cuando llegó la Segunda República, el sufragio femenino no estaba en las órdenes del día del parlamento. Fue la llegada de la Segunda República el 14 de abril de 1931 cuando se empezó a hablar acerca del voto de las mujeres. Ya en las elecciones a las Cortes Constituyentes se permitió el sufragio pasivo, es decir: las mujeres mayores de 23 años podían presentarse candidatas, y este fue el comienzo de todo. Tras las elecciones, tres mujeres consiguieron un escaño: Margarita Nelken por el PSOE, Clara Campoamor por el Partido Radical y Victoria Kent por el Partido Republicano Radical Socialista. Fueron estas dos últimas quienes protagonizaron, con discursos opuestos, el debate ocurrido el 1 de octubre de 1931.



Por otro lado Hilario Ayuso, diputado por el Partido Republicano Federal, propuesto que las mujeres pudieran votar a partir de los 45 años, pero esto no fue aceptado por Clara Campoamor. Clara Campoamor trabajó siempre para que no hubiera discriminación de sexos, por la igualdad entre los hijos extramaritales y por el divorcio. Sin embargo, por lo que más se recuerda a la abogada es por la su lucha por el sufragio universal.Hasta 1931, el sufragio en España era censitario. Quiso hacerlo universal, de tal manera que las mujeres pudiesen votar. No todos los diputados estaban de acuerdo con ella, por lo que se debatió en las Cortes.

Muchos de los contrarios a que se estableciera el sufragio universal argumentaron que las mujeres aún no estaban preparadas para votar, aunque merecieran ese derecho. Aseguraron que estaban muy influidas por la Iglesia y votarían por la derecha.El 1 de octubre de 1931, tras el debate entre Clara Campoamor y Victoria Kent, contraria al voto femenino, que dio por vencedora a la primera, se aprobó el artículo 36 de la Constitución. En él se recogía el sufragio femenino, con 161 votos a favor y 121 en contra.

Este derecho se hizo efectivo en las elecciones de 1933, donde las mujeres pudieron elegir libremente a sus representantes. En estos comicios Clara Campoamor no pudo renovar su escaño. El año siguiente abandonó el Partido Radical y quiso afiliarse a Izquierda Republicana, pero no fue admitida. Después de esto, en 1935, publicó Mi pecado mortal. El voto femenino y yo.

 

 


La diputada del Partido Radical,fue la abanderada del movimiento sufragista que logró ver aprobado en las Cortes, el 1 de octubre de 1931. A partir de ese día, toda mujer mayor de 23 años tenia el mismo derecho de votar que cualquier hombre.La igualdad entre hombres y mujeres conseguida en la II República no duró mucho. En julio de 1936 estalló la Guerra Civil y los derechos de la ciudadanía, especialmente los de las mujeres, pronto se verían afectados.

Clara Campoamor huyó de Madrid y se exilió a Francia. Allí publicó La revolución española vista por una republicanaun escrito donde contaba sus vivencias y se mostraba crítica con las actuaciones de los republicanos.

EL DESASTRE DE ANNUAL

El Desastre de Annual fue una grave derrota militarespañola en la guerra del Rif y una importante victoria para los rifeños comandados por Abd el-Krim
Se produjo entre el 22 de julio y el 9 de agosto de 1921, cerca de la localidad marroquí de Annual, situada entre Melilla y la bahía de Alhucemas.
La batalla ocasionó la muerte de alrededor de once mil quinientos miembros del ejército español, nueve mil españoles y dos mil quinientos rifeños afectos a España encuadrados en unidades indígenas, más de la mitad ejecutados tras rendirse.
No se dispone de datos sobre las bajas de las fuerzas rebeldes de Abd el-Krim. Esta derrota condujo a una redefinición de la política colonial de España en la Guerra del Rif y a una crisis política que socavó los cimientos de la monarquía liberal de Alfonso XIII.
El malestar creado por el desastre de Annual y las acusaciones al rey de instigar el poco meditado y mal preparado avance que propició el desastre, fueron una de las causas del golpe de Estado y la dictadura de Miguel Primo de Rivera. La amnistía regia de 1924 hizo que no se depuraran responsabilidades, de tal forma que los posibles culpables quedaron impunes. 
Tras esta humillante derrota para España, la guerra continuó durante seis años. En mayo de 1926 Abd-el-Krim se rindió y el 10 de julio de 1927 finalizaron los combates, al producirse la pacificación total del territorio, que permaneció bajo dominio español hasta la independencia de Marruecos en 1956.
Las tropas españolas estacionadas en Annual dirigidas por el general Manuel Fernández Silvestre pretendían avanzar en dirección a la bahía de Alhucemas lugar considerado clave para dominar el territorio. El 1 de junio de 1921 tomaron el monte Abarran ubicado a solo 12 km de la bahía, pero los rebeldes rifeños liderados por Abd el-Krim realizaron un contraataque el mismo día y se adueñaron de la posición capturando algunos cañones. 
En respuesta las fuerzas españolas tomaron el monte Iguerriben, sin embargo esta segunda posición fue también sitiada por los rifeños y tomada el 21 de julio.
 
Al día siguiente el ejército español inició la retirada en dirección a Melilla hostigado continuamente por las fuerzas rebeldes, la retirada fue desorganizada y se convirtió en huida, el general Silvestre murió en circunstancias poco claras, posiblemente por suicidio, además diferentes compañías formadas por soldados indígenas se pasaron al enemigo contribuyendo al desconcierto y el pánico.
El contingente español sufrió enormes pérdidas, finalmente los tres mil supervivientes alcanzaron el fuerte situado en Monte Arruit donde se refugiaron mientras esperaban ayuda procedente de Melilla que nunca llegó. Fueron sitiados y después de resistir durante doce días, acuciados por la sed, el hambre y la falta de municiones, se rindieron el 9 de agosto, tras alcanzar un pacto con el enemigo por el que las tropas entregarían las armas y podrían retirarse libremente hacía Melilla. 
El pacto no fue respetado por los rifeños que asesinaron a los tres mil supervivientes, una vez desarmados, e hicieron prisioneros a los oficiales para pedir un rescate. El resto de las posiciones españolas pertenecientes al área de Melilla se encontraban aisladas entre sí y fueron atacadas y sitiadas por los rebeldes, algunas guarniciones pudieron escapar, pero la mayor parte de las tropas murieron en combate o fueron asesinadas por los rifeños tras rendirse.
Desde enero del año 1921 el ejército español dirigido por el general Silvestre ejecutó una maniobra de avance progresivo partiendo de Melilla en dirección a la bahía de Alhucemas. Se consideraba esta bahía como el corazón del Rif y el enclave estratégico que era preciso tomar para dominar el territorio y acabar con la prolongada guerra de Marruecos que se había iniciado en el año 1909. 
Las tropas españolas estaban formadas por soldados que realizaban el servicio militar obligatorio, pero contaba también con unidades indígenas naturales de Marruecos: la policía indígena y los regulares. El armamento consistía en artillería anticuada y escasa, ametralladoras de poca eficiencia de la marca Cok que se sobrecalentaban al usarla y fusiles Mauser de origen alemán, muchos de ellos deteriorados por proceder de finales del siglo XIX cuando España realizó las últimas guerras coloniales de Cuba y Filipinas. 
Los soldados estaban pobremente vestidos y calzados con alpargatas, se les racionaba la comida y la renovación del calzado por existir una corrupción generalizada dentro del ejército que desviaba los suministros destinados a la tropa para beneficio de algunos oficiales corruptos.
Además el general Silvestre había utilizado en la campaña todas las fuerzas disponibles, sin dejar prácticamente nada en reserva en previsión de un contraataque, sobreextendió sus líneas y no aseguró el abastecimiento, de tal forma que la llegada de víveres y municiones podía ser fácilmente cortada por el enemigo. Cometió por otra parte el grave error de concentrar gran número de tropas en Annual sin contar con los suministros necesarios para su mantenimiento, por lo que la capacidad para resistir en el lugar era muy limitada.
Los españoles perdieron la posición y la artillería, sufrieron ciento cuarenta y una bajas,​ incluyendo a todos los oficiales, a excepción del teniente de artillería Diego Flomesta Moya, al que los rifeños dejaron vivo para que arreglase los cañones y les enseñase a usarlos, negándose a ello murió en cautividad el 30 de junio. Por todo ello se le concedió a título póstumo la Cruz Laureada de San Fernando de segunda clase por el valor demostrado en la defensa de Abarrán.[7]
Defensa de Sidi Dris
A pesar del fracaso de Sidi Dris, la toma de Abarrán demostró a los rifeños la vulnerabilidad de los españoles. Abd el-Krim no dudó en exhibir los cañones y el material tomados, convenciendo a los rifeños que unidos podrían derrotar a Silvestre y obtener un gran botín, de modo que en pocos días los efectivos de su harka pasaron de tres mil a once mil hombres.
Abd el-Krim gan

Entre mayo de 1920 y junio de 1921, Silvestre protagonizó un espectacular progreso, rápido e incruento: avanzó 130 km sobre el Rif en un total de veinticuatro operaciones, estableciendo cuarenta y seis nuevas posiciones con muy pocas bajas, solamente diez muertos y sesenta heridos. Ocupó Tafersit, adelantó el frente hasta el río Amekrán y obtuvo la sumisión de las cábilas de Beni UlixekBeni Said y Temsaman, llegando a acuerdos con sus cabecillas, ofreciéndoles dinero a cambio de su amistad.

Todos en España creían que se alcanzaría en breve la bahía de Alhucemas, pacificándose definitivamente el territorio. Pero tal ilusión pronto se derrumbó de manera cruenta. Silvestre cometió numerosos errores e imprevisiones en su avance, subestimó al enemigo, no desarmó a las tribus rifeñas cuya lealtad había comprado, y extendió mucho más de lo prudente sus líneas de abastecimiento. 

Las fuerzas de la comandancia de Melilla se distribuyeron entre nada menos que ciento cuarenta y cuatro puestos y pequeños fuertes o blocaos, a lo largo de 130 km de zona ocupada. Los blocaos se situaban siempre aprovechando los lugares altos, pero a pesar de que desde estas posiciones se podían dominar amplias zonas, normalmente no había agua, lo que obligaba a ir a por ella con reatas de mulas periódicamente, a veces a diario (conocidas entre los soldados como «aguadas»). Con fuerzas tan repartidas y aisladas entre sí no era posible hacer frente de manera eficiente a un ataque del enemigo. Las condiciones de vida de los soldados, ya de por sí malas, eran pésimas en estos blocaos.

Así las cosas, en mayo de 1921, el grueso del ejército español estaba en el campamento base instalado en la localidad de Annual. Desde allí Silvestre esperaba realizar el avance final sobre Alhucemas. Entre Melilla y este campamento había tres "plazas fuertes" separadas unos 31 km entre sí, y en torno a él un anillo formado por otros pequeños fortines, cada uno con una guarnición que variaba entre cien y doscientos soldados. En la costa se habían ocupado las dos posiciones de Sidi Dris, cercana a la desembocadura del río Amekrán, y Afrau, algo más a retaguardia. 

Hasta este punto apenas se había disparado un solo tiro, aunque se guardaban las distancias con las tribus hostiles, y en las pequeñas escaramuzas que se producían apenas si hubo algunas bajas. Sin embargo la posición de Annual era estratégicamente muy mala, se encontraba situada en un valle, rodeada de montañas y con accesos difíciles a la retaguardia. 

Un único camino principal la enlazaba con Melilla y este transcurría a través de pasos entre áreas montañosas que podían ser fácilmente tomadas por el enemigo que en consecuencia podía cortar la retirada y convertir el lugar en una auténtica ratonera, como de hecho ocurrió.

En cuanto al resto de posiciones, se encontraban desperdigadas, enclavadas en puntos elevados de difícil acceso, no disponían de agua en su interior, sino que había que transportarla casi a diario, a veces a distancias de hasta cuatro kilómetros, mediante caravanas de mulas por estrechos y pedregosos caminos propicios a la emboscada. 

Además las instalaciones no contaban con aljibes para almacenar agua y tener una reserva por si se producía un asedio. Ni siquiera podían prestarse apoyo entre ellas por las distancias que separaban una posición de la contigua. No es extraño que cayeran una tras otra en poder de los rebeldes sin opción alguna de resistir un sitio más allá de unos pocos días.

Los rifeños defendían su propio terreno del que eran grandes conocedores, disponían de armas de fuego y estaban acostumbrados a usarlas con excelente puntería, pues las luchas en el Rif entre grupos rivales eran muy frecuentes antes de la llegada de los españoles.

Con frecuencia hostigaban a las tropas españolas mediante francotiradores ocultos en las laderas montañosas. Estaban perfectamente adaptados al clima, incluso su ropa de tonos terrosos actuaba como un magnífico camuflaje. 

Eran maestros de la emboscada facilitada por el terreno montañoso. Su líder, Abd el-Krim, pertenecía a la belicosa cabila de Beni Urriaguel, había trabajado al servicio de la administración colonial como traductor, conocía perfectamente las debilidades del ejército español y aglutinó a las diferentes kabilas para un ataque coordinado inesperado que  por su intensidad a los militares españoles que no supieron valorar en los primeros momentos la intensidad del movimiento y se vieron desbordados por los acontecimientos.

A finales de mayo de 1921, el general Silvestre ordenó que se estableciera una posición en el monte Abarrán situado en las proximidades de Annual. Un contingente de mil quinientos hombres, al mando del comandante Villar, llegó al lugar la mañana del 1 de junio de 1921, estableciendo apresuradamente una posición apenas protegida por sacos terreros. Al mando de la posición quedó el capitán Juan Salafranca Barrio, cuyas fuerzas consistían en la harka amiga de Tensamán, unos doscientos policías indígenas y cincuenta soldados españoles; a continuación Villar con la mayor parte de la columna volvió a Annual. Aquella misma tarde los rifeños comenzaron el ataque a las 18:00 h, la harka de Tensamán se les unió, así como muchos de los policías rifeños. 

SIDI DRIS

A pesar del fracaso de Sidi Dris, la toma de Abarrán demostró a los rifeños la vulnerabilidad de los españoles. Abd el-Krim no dudó en exhibir los cañones y el material tomados, convenciendo a los rifeños que unidos podrían derrotar a Silvestre y obtener un gran botín, de modo que en pocos días los efectivos de su harka pasaron de tres mil a once mil hombres.

Silvestre, creyendo que se trataba de acciones aisladas, no adoptó ninguna medida especial. Ocupó en respuesta Igueriben el 7 de junio de 1921, manteniendo de ese modo una posición adelantada entre Izumma y Yebbel Uddia, con la idea de defender el campamento de Annual por el lado sur. Después marchó a Melilla, para entrevistarse con su superior, el Alto Comisario Berenguer, y solicitarle refuerzos, municiones, víveres para la población y dinero para comprar a los rifeños antes de iniciar la ofensiva final.

Caída de Igueriben

El 17 de julio Abd el-Krim, antiguo funcionario de la Administración española en la Oficina de Asuntos Indígenas en Melilla, al mando de la cabila de los Beniurriagel (Ait Waryagar), y con el apoyo de las tribus cabileñas presuntamente aliadas de España, lanzó un ataque sobre todas las líneas españolas.

Igueriben, guarnecida por trescientos cincuenta hombres bajo el mando del comandante Benítez, el defensor de Sidi Dris, no tardó en quedar sitiada. El 17 de julio Abd el-Krim inició el asalto, y la posición cayó el 22 de julio. Durante cinco días, y a pesar del esfuerzo de tres columnas de refuerzo,[nota 3]​ los españoles habían sido incapaces de auxiliar la posición de Igueriben, fracaso que hizo cundir la desmoralización entre las tropas de Annual


La caída de Annual

Tras estos sucesos se concentró alrededor del campamento gran cantidad de fuerzas rifeñas, mientras que la moral del ejército español caía por los suelos. Al comenzar el asedio de Igueriben había unos tres mil cien hombres presentes en Annual. Al cabo de dos días se incorporaron mil más, y dos días después llegaron otros novecientos de refuerzo. Así pues, el 22 de julio Annual acogía a unos cinco mil hombres (tres mil españoles y dos mil indígenas), con una fuerza de combate de tres batallones y dieciocho compañías de infantería, tres escuadrones de caballería y cinco baterías de artillería. Sobre ellos iban a lanzarse unos dieciocho mil rifeños  bajo el mando de Abd el-Krim, armados con fusiles​ y espingardas.

El campamento de Annual disponía de víveres para cuatro días y municiones para un día de combate, pero carecía de reservas de agua. El general Silvestre, consciente de la imposibilidad de defender la posición, acordó con sus oficiales la evacuación del campamento. Sin embargo, a las 3:45 h del día 22 llegó un mensaje de radio del Alto Comisario Berenguer, prometiendo la llegada de refuerzos desde Tetuán. Una hora más tarde el general Silvestre comunicó de nuevo a Berenguer y al ministro de la Guerra, Luis Marichalar y Monreal, su desesperada situación y su decisión de tomar urgentes determinación el rayar el alba tuvo lugar una segunda reunión de oficiales, en la que Silvestre dudó entre la evacuación inmediata y la espera de la llegada de refuerzos. Las dudas se despejaron cuando se tuvieron noticias del avance de tres columnas rifeñas de unos dos mil hombres cada una. Ante esta información, el general ordenó evacuar, anunciando su intención de replegarse a los fuertes de Ben Tieb y Dar-Drius, posición esta última, que reunía las características para albergar gran cantidad de tropa y con el abastecimiento de agua muy fácil.

La retirada comenzó a las 11:00 horas: había dos convoyes, uno para retirar los mulos con la impedimenta, y otro para el grueso de la tropa, los heridos y el armamento pesado. Pero para entonces las alturas del norte, que dominaban los caminos de huida ya habían sido tomadas por los rifeños. La gran mayoría de los policías indígenas que las defendían se pasaron al enemigo, matando a sus oficiales españoles.[9]​ De modo que cuando las tropas españolas abandonaron el campamento, comenzaron a recibir disparos. En ese momento comenzó el caos: los dos convoyes de evacuación se mezclaron sin ningún tipo de orden de hombres, mulos y material. En medio de la confusión, los oficiales perdieron el control de la situación. Sin nadie que cubriera su retirada, los hombres trataron de ponerse a cubierto de las balas corriendo hacia delante. Los carros, el material y los heridos comenzaron a ser abandonados; muchos oficiales escaparon ajenos a su deber, y la retirada ordenada no tardó en convertirse en una desbandada general bajo el fuego de los rifeños.

Oficiales mantuvieron la calma y lograron ponerse a salvo con un número de bajas relativamente pequeño; pero, en su inmensa mayoría, oficiales y soldados salieron a la carrera y en completo desorden. El desastre pudo haber sido mayor si los Regulares al mando del comandante Llamas no hubiesen resistido en las alturas del sur. Ello dio tiempo a los huidos para pasar por el angosto paso de Izumar, evitando así una muerte segura a manos de los rifeños. Los Regulares se replegaron por escalones, retrocediendo monte a través en paralelo a la carretera, sin mezclarse con la riada de soldados en fuga. Silvestre, que aún estaba en el campamento cuando comenzó el desastre, murió en circunstancias no esclarecidas, y sus restos nunca fueron encontrados. Mientras una versión dice que, al ver el desastre, fue a su tienda de campaña y se voló la cabeza, otra versión dice que fue abatido a tiros por los rifeños junto con el coronel Manella y varios oficiales que trataban de defenderse. Una última versión cuenta que sus impropias últimas palabras, dirigidas a sus hombres en estampida, fueron: «¡Huid, huid, que viene el coco...!».

 


El asedio de Monte Arruit

Las pocas fuerzas que pudieron salir vivas, bajo el mando del general Navarro, segundo jefe de la Comandancia de Melilla, retrocedieron hasta Dar Drius, posición bien fortificada y con agua disponible. Sin voluntad de resistencia, creyendo que todo estaba perdido, se replegaron hacia Barbel y Tistuin. En la marcha, al llegar al río Igan, se produjo una nueva huida de oficiales, seguida de la estampida de sus tropas. En medio de aquella desbandada, el Regimiento de «Cazadores de Alcántara», 14 de Caballería, mandado por el teniente coronel Fernando Primo de Rivera y Orbaneja, hermano del futuro dictador, trató de proteger la retirada enfrentándose a las oleadas de indígenas primero con sus ametralladoras y después con sucesivas cargas de caballería.



Su sacrificio fue enorme, pues de los 691 jinetes que lo componían, 471 murieron, lo que supuso un 70 por ciento de bajas. Pero gracias a su acción muchos soldados que huían tuvieron tiempo de ponerse a salvo, aunque más tarde la mayor parte resultaron muertos tras la rendición de Monte Arruit.​ El teniente coronel Primo de Rivera recibió a título individual la Cruz Laureada de San Fernando, la máxima condecoración militar española, y en 2012 el Consejo de Ministros concedió la Laureada Colectiva al Regimiento,​ siendo entregada por Juan Carlos I de España el 1 de octubre de 2012.

Finalmente, tras seis días de agotadora marcha, alcanzaron el campamento de Monte Arruit, una posición más difícil de defender pero más fácil de socorrer que Dar-Drius. Aquí, los 3017 hombres de Navarro intentarían recomponerse, pero pronto Monte Arruit fue también cercado, y cortados sus suministros.

Navarro desistió de intentar una huida desesperada hacia Melilla, negándose a abandonar a sus heridos. Al agotamiento físico había que sumar la desmoralización de la tropa, en algunos momentos al borde de la insurrección, y la carencia de agua (solo tenían los bloques de hielo que dos aviones dejaban caer sobre la posición). El 31 de julio una granada destrozó el brazo de Fernando Primo de Rivera, que fue operado sin anestesia, y murió el 6 de agosto por causa de la gangrena. Vistas las condiciones, el general Berenguer, alto comisario de España en el protectorado, autorizó la rendición formal el 9 de agosto, a pesar de que ese día llegó de la Península un refuerzo de 25 000 soldados. Se pactó con los rifeños la entrega de las armas a cambio de respetar la vida de los soldados. Una vez aceptadas las condiciones por los hombres de Abd el-Krim, los españoles salieron de la posición y amontonaron sus armas. Los heridos y enfermos comenzaron a alinearse en la puerta del fuerte, preparándose para la evacuación. Pero cuando se dio la orden de partir, los rifeños atacaron a los indefensos españoles, degollando a casi todos. Sobrevivieron 60 hombres de los 3000 que se refugiaron allí, y salvó la vida el general Navarro de casualidad. Los cadáveres fueron recogidos y enterrados en los cementerios de Monte Arruit, Zeluán y Melilla por el ejército español con la colaboración de los Hermanos de La Salle, quienes, además, instalaron en su colegio (situado en el Cerro de Santiago) un hospital que permitió a Cruz Roja curar y atender a los soldados heridos.

Pronto corrió la noticia de la victoria rifeña, y tanto las cabilas como parte de las fuerzas marroquíes al servicio de España se sumaron a la guerra santa proclamada por Abd el-Krim.​ Ninguna ayuda llegó desde Melilla, situada a unos 40 km, y así las pocas unidades que aún conservaban la disciplina se vieron obligadas a retirarse bajo el constante acoso enemigo hasta Melilla. Se produjo así una espantosa retirada. Lograron escapar vivos los defensores de Afrau, rescatados por la Armada y el destacamento de Metalsa, que logró llegar a las posiciones francesas de Hassi Ouzenga tras perder dos terceras partes de sus efectivos. En Dar Quebdana, el coronel pactó la rendición, pero en cuanto esta tuvo lugar sus hombres fueron asesinados y el coronel quedó cautivo.

Tan terrible derrota se saldó, según el expediente Picasso, con 13 363 muertos (10 973 españoles y 2390 indígenas). El número de bajas rifeñas es desconocido. No obstante, las cifras seguramente fueron inferiores, ya que los registros eran a menudo hinchados para cobrar más soldadas y recibir más suministros. El comandante Caballero Poveda (1984)calculó el total de bajas españolas en 7875 hombres. Indalecio Prieto calculó en 8668 los españoles muertos o desaparecidos en octubre de 1921. Por último, Juan Tomás Palma Romero (2001, p. 169-171)estimó en 8180 los muertos o desaparecidos. En todo caso, había tantos cadáveres que se decía que, del segundo día en adelante, los buitres solo comían de comandante para arriba. A las pérdidas humanas se añadieron las de material militar (20 000 fusiles, 400 ametralladoras, 129 cañones, aparte de municiones y pertrechos). Los restos mortales de los fallecidos se encuentran en el "Panteón de los Héroes" del Cementerio Municipal de la Purísima Concepción de Melilla (España).

Quedaron 492 prisioneros españoles de los que sobrevivieron 326. Algunos de ellos fueron liberados al comienzo de la misión de rescate llevada a cabo, entre otros, por los miembros de la Delegación de Asuntos Indígenas Gustavo de Sostoa y Luis de la Corte Lujan; los demás sufrieron 18 meses de cautiverio y fueron liberados finalmente el 27 de enero de 1923, tras las negociaciones llevadas a cabo con Abd el-Krim por parte de Horacio Echevarrieta, a cambio de cuatro millones de pesetas, cantidad fabulosa para la época.