Fue una serie de episodios de asesinatos masivos organizados en la retaguardia durante la batalla de Madrid, en el transcurso de la guerra civil española, que llevaron a cabo fusilamiento en masa de presos considerados del bando sublevado por parte del bando republicano. Los hechos se desarrollaron en dos lugares cercanos a la ciudad de Madrid como en los parajes del arroyo de San José, en Paracuellos de Jarama, y en Torrejón de Ardoz.
Las ejecuciones
extrajudiciales se realizaron aprovechando los traslados de presos de
diversas cárceles madrileñas, conocidos popularmente como sacas, llevados a cabo entre el 7 de noviembre y el 4 de diciembre de 1936, mientras se enfrentaban las tropas gubernamentales y sublevadas por el control de la ciudad.
Los convoyes fueron desviados hacia los lugares del arroyo San José, en la vega del río Jarama, y en la vega del río Henares,
donde miles de prisioneros fueron asesinados. Entre ellos se
encontraban militares que habían participado en la sublevación o que no
se habían incorporado a la defensa de la República, falangistas, religiosos, aristócratas, militantes de la derecha,
burgueses, etc. En su mayoría habían sido
detenidas por ser consideradas partidarias de la sublevación y
encarceladas sin ninguna acusación formal. Las matanzas de Paracuellos son consideradas las de mayor
dimensión que tuvieron lugar en la retaguardia de la zona republicana. El número de asesinados fue controversial.
Los presos extraídos de las prisiones lo fueron con listas elaboradas y
notificaciones de traslado o libertad con membrete de la Dirección General de Seguridad y, en ocasiones, firmadas por Segundo Serrano Poncela, el delegado de Orden Público de la Consejería de Orden Público de la Junta de Defensa de Madrid.
Los presos que figuraban en las 23 sacas citadas fueron fusilados de manera sumaria por milicias pertenecientes a las organizaciones obreras.
Antes del 7 de noviembre ya habían tenido lugar algunas sacas, especialmente durante el mes de octubre, fruto del cambio de manos del
control de las prisiones, que pasó de las de los funcionarios de
prisiones a las de las milicias a raíz del asalto a la cárcel Modelo,
que tuvo lugar el 22 de agosto de 1936, el número de asesinados
fue mucho menor y carecieron del carácter sistemático y organizado.
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