Pieza antiaérea republicana con su dotación |
La batalla del Ebro fue una batalla librada durante la guerra civil española. Fue la batalla en que más combatientes participaron, la más larga y una de las más sangrientas de toda la guerra. Tuvo lugar en el cauce bajo del valle del Ebro, entre la zona occidental de la provincia de Tarragona (Tierra Alta) y en la zona oriental de la provincia de Zaragoza (Mequinenza) y se desarrolló durante los meses de julio a noviembre de 1938.
Durante la última semana de julio y el mes de agosto de 1938, la aviación del bando sublevado, además de bombardear las posiciones republicanas al otro lado del Ebro y los puentes y medios de paso tendidos sobre el río, también se concentró en las comarcas de Tarragona por donde habían de pasar los refuerzos republicanos que se dirigían al frente del Ebro.
Bando republicano
Por parte republicana, las fuerzas que intervendrán en la operación son las integradas en la recién creada Agrupación Autónoma del Ebro, al mando del Teniente coronel de Milicias Juan Guilloto León. La componen unos 100 000 hombres. Entre estas tropas se encuentran las divisiones más fogueadas del bando republicano aunque, ante el aislamiento de Cataluña del resto del territorio republicano, han debido ser recompuestas por soldados catalanes muy jóvenes, de 17-18 años, sin experiencia de combate pertenecientes al reemplazo de 1941; es la llamada Quinta del biberón.
Bando franquista
Por el lado sublevado, las fuerzas que toman parte son integradas en el Ejército del Norte. La unidad destinada a la defensa de la línea del Ebro era el Cuerpo de Ejército Marroquí, al mando del general Yagüe. Estas tropas se encuentran desplegadas a todo lo largo de la margen derecha del Ebro, desde el río Segre hasta el Mediterráneo. Ante la preparación de las tropas republicanas, se hizo evidente para estas tropas que los republicanos planeaban el cruce del río pero, a pesar de los preparativos de estos, no hubo ninguna acción para rechazar el ataque.
Bando franquista
Por el lado sublevado, las fuerzas que toman parte son integradas en el Ejército del Norte. La unidad destinada a la defensa de la línea del Ebro era el Cuerpo de Ejército Marroquí, al mando del general Yagüe. Estas tropas se encuentran desplegadas a todo lo largo de la margen derecha del Ebro, desde el río Segre hasta el Mediterráneo. Ante la preparación de las tropas republicanas, se hizo evidente para estas tropas que los republicanos planeaban el cruce del río pero, a pesar de los preparativos de estos, no hubo ninguna acción para rechazar el ataque.
Durante la batalla del Ebro, como ya venía sucediendo desde febrero de 1938, los bombardeos republicanos sobre la retaguardia de la zona sublevada fueron muy escasos. El 7 de noviembre se produjo el bombardeo de Cabra, que constituyó «el más mortífero de los bombardeos realizados por la aviación republicana en toda la guerra»
El paso del río 24 de julio de 1938 |
Final
Constituyó el enfrentamiento decisivo de la contienda, ya que en ella se decidió el final de la Guerra Civil, en un contexto europeo inmerso en la crisis de los Sudetes, que parecía a punto de estallar, y que, efectivamente, acabaría uniendo la guerra europea con la guerra de España. Aunque el ejército republicano logró obtener una importante victoria inicial, la victoria final fue para los sublevados. Un gran número de bajas humanas y materiales y cuatro meses de lucha después, las tropas republicanas volvieron a cruzar el río Ebro. Tras una decisiva ofensiva sublevada, quedó sellado el destino de la Segunda República Española. El asalto republicano sobre el Ebro terminaba finalmente tras varios meses de encarnizada lucha. Si bien el éxito inicial pareció hacer entrever que el resultado de la guerra no estaba claro.
Constituyó el enfrentamiento decisivo de la contienda, ya que en ella se decidió el final de la Guerra Civil, en un contexto europeo inmerso en la crisis de los Sudetes, que parecía a punto de estallar, y que, efectivamente, acabaría uniendo la guerra europea con la guerra de España. Aunque el ejército republicano logró obtener una importante victoria inicial, la victoria final fue para los sublevados. Un gran número de bajas humanas y materiales y cuatro meses de lucha después, las tropas republicanas volvieron a cruzar el río Ebro. Tras una decisiva ofensiva sublevada, quedó sellado el destino de la Segunda República Española. El asalto republicano sobre el Ebro terminaba finalmente tras varios meses de encarnizada lucha. Si bien el éxito inicial pareció hacer entrever que el resultado de la guerra no estaba claro.
Consecuencias
Las pérdidas humanas y materiales por ambas partes fueron tremendas, cifradas por algunos historiadores entre 6500 muertos por el bando sublevado y unos 10 000 muertos (algunos autores los elevan a 15 000) en el bando republicano. Las bajas totales entre ambos bandos llegan a los 100.000 hombres, incluyendo cerca de 20.000 prisioneros republicanos. Ambos bandos perdieron una gran cantidad de equipo militar terrestre y aviones sobre todo, especialmente la aviación republicana, con más de 100 aviones derribados, puesto que ya no podría reponer estas pérdidas.
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