El asesinato de John F. Kennedy, presidente numero 35 de Estados Unidos, se produjo el 22 de
Noviembre de 1963. Kennedy fue mortalmente herido mientras circulaba en el coche presidencial. Fue el cuarto presidente asesinado en el cargo (anteriormente fueron asesinados Abrahan Linconl, James A. Garfield y Wiliam McKinley).
John Fitzgerald Kennedy fue un político estadounidense que
se desempeñó como el trigésimo quinto presidente de los Estados Unidos
desde 1961 hasta su asesinato en 1963. También fue conocido como Jack
por sus amigos o por su sobrenombre JFK. Fue la persona más joven
elegida presidente a los 43 años.
En noviembre de 1963, John Fitzgerald Kennedy llevaba casi dos años ejerciendo como presidente de los Estados Unidos. Su victoria en las elecciones de
1959 frente a Nixon y su posterior proclamación en enero de 1960 le
convirtieron en uno de los presidentes más populares de la historia en
parte gracias a su amplia presencia en la televisión. A esas alturas de
su mandatoparte de su agenda de actos
ya estaba encaminada a renovar el triunfo en la próxima reelección. La
gira prevista para ese otoño en Texas también perseguía ese objetivo.
Aquel lluvioso 22 de noviembre, el presidente y la
primera dama amanecieron en la ciudad de Fort Worth, donde fueron
recibidos por una multitud y donde él pronunció el que sería su último
discurso.
Siguiendo el programa de la gira tejana, Kennedy y su esposa Jackeline embarcaron en un avión que, tras un brevísimo trayecto de 13 minutos, les trasladó hasta Dallas.A las 11.45h descendieron del avión en el aeropuerto de Love Field. Poco
después aterrizaron en el mismo aeropuerto el vicepresidente Lyndon B.
Johnson y su esposa.
Tras el descenso del avión, J. F. Kennedy y su esposa Jacqueline subieron a la parte trasera de un Lincoln X-100.
En la parte delantera, viajaban un agente-conductor y otro agente de la
seguridad del presidente, y en la parte trasera les acompañaban el
gobernador de Texas John B. Connally Jr., y su esposa. La comitiva
presidencial abandonó el aeropuerto a las 11.52h con destino al centro de Dallas. A pesar de la previsión de lluvia,
se decidió retirar la capota acristalada del coche que, aunque no era a
prueba de balas, quién sabe si podría haber influido de alguna manera
en la trayectoria de los proyectiles.
Durante todo el trayecto, ambas parejas mostraron su mejor sonrisarespondiendo
a las muestras de afecto de la enorme multitud que flanqueaba todo el
recorrido. En más de una ocasión, los vehículos se detuvieron para que
el presidente saludara a la gente.El destino final de la caravana era el Trade Mart, donde se celebraba un almuerzo y JFK tenía previsto dar un discurso. Después de recorrer Main Street, la comitiva se disponía a rodear Dealey Plaza, el lugar donde se encuentra todavía hoy el Depósito de libros escolares de Dallas,
el edificio desde donde se efectuaron los disparos mortales. Al avanzar
por la calle Elm, el Depósito quedó a espaldas de la caravana y,
desplazándose a 20 km/h y sin capota que obstaculizara la visibilidad,
el presidente John Fitzgerald Kennedy se convirtió en un blanco fácil
para el francotirador. A las 12:30h del mediodía, cuando el primer disparo impactó en el cuello de
su esposo, Jackeline se dio la vuelta para mirarle y presenciar como
justo delante de sus ojos un segundo disparo le perforaba la cabeza. La
primera dama le rodeó con sus brazos y gritó '¡han disparado a mi esposo!'. Cuando los pasajeros del coche que trasladaba al presidente Kennesy se percataron de lo que acababa de ocurrir, la confusión y el caos se apoderaron de la situación.Desafortunadamente, los disparos magnicidas también alcanzaron al gobernador Connelly,
provocándole heridas de gravedad —aunque terminaría sobreviviendo—,
mientras que por suerte las dos mujeres salieron ilesas del ataque. El agente de seguridad Clinton J. Hill
saltó sobre el coche para colocar su cuerpo cubriendo a los pasajeros
protegiéndoles por la espalda, desde donde parecía que las víctimas
habían recibido los disparos. Inmediatamente, el vehículo se
dirigió hacia el hospital más cercano, el Parkland Memorial Hospital, a menos de 10 minutos del lugar.
Siete minutos después el Lincoln X-100 llegó al hospital, donde los
médicos no pudieron hacer nada más que confirmar los peores presagios: acababan de matar al presidente de los Estados Unidos, JFK.
Acto seguido y a toda prisa, empezaron todos los preparativos para el
traslado del cuerpo de J. F. Kennedy hacia Washington, donde se le
practicó la autopsia y donde se debía celebrar el funeral de estado.
Apenas una hora y media después del fallecimiento, el Air Force One
despegaba de nuevo del aeropuerto de Dallas. En su interior, tuvo lugar
el improvisado juramento oficial del cargo del nuevo presidente, Lyndon B. Johnson,
a quien se puede ver en esta imagen junto a la viuda del ya
expresidente Kennedy, todavía aturdida, con el vestido manchado de
sangre y en evidente estado de shock.
El asesinato de Kennedy es uno de los atentados que más teorías de conspiración ha suscitado en la historia de los EE.UU. Pocas horas después del magnicidio, Lee Harvey Oswald fue
detenido como principal sospechoso, pero nunca pudo enfrentar el
juicio. Como muestra esta fotografía ganadora de un Pulitzer, el joven
exmarine fue asesinado a su vez tan solo dos días después del ataque
mortal al presidente a manos de Jack Ruby, un empresario a quien se le
descubrieron vínculos con la mafia. Hasta el momento de su muerte,
Oswald se declaró completamente inocente. Por su parte, Ruby siempre
afirmó haber actuado en solitario y solo con la intención de restituir
el honor de la ciudad de Dallas. La polémica estaba servida.
Nuevos documentos sobre el asesinato de JFK que citan a la ciudad condal. El presidente de EE.UU. Donald Trump ha desclasificado un informe del FBI que revela la existencia de una misteriosa carta enviada desde Barcelona en 1964, en la que un individuo no identificado que responde al alias de Antilin Peris afirmaba poseer un documento clave sobre el asesinato de John F. Kennedy. La misiva, dirigida al embajador estadounidense en España, aseguraba
que la evidencia había sido sustraída de la Comisión Warren y que
podría comprometer al entonces presidente de Estados Unidos Lyndon B.
Johnson (que fue el 36º presidente de EE. UU.).
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